FEGATUR. ENTREVISTA A XOSÉ ARTUR CUNS

22 Noviembre 2022

“ALGUIEN SE BENEFICIA, CUANDO HAY POBREZA”

Xosé Artur Cuns, voluntario en la lucha solidaria sin ánimo de lucro desde la adolescencia, activista social en un torrente de oenegés, formado en administración y dirección de empresas, dirige en Santiago de Compostela la Red Europea contra la Pobreza y la Exclusión Social, en inglés con las siglas EAPN, un lobby dedicado a realizar incidencia política para intentar cambiar las leyes que afectan a las personas en pobreza o exclusión social.

Este caminante, incansable, llegó al mundo dos años antes de que otros marcharán a la luna, en una ciudad con nombre de héroe de la cristiandad que, en aquel momento, no era capital de nada, sino, más bien, una villa grande rodeada de grelos, vacas y gente de lo corriente sacrificándose para que su descendencia tuviera un futuro mejor.

Hombre terco cuál quijote, con lanza de sueños posibles, de azote dialéctico y pragmático para avariciosos de todo signo y envergadura. Con voz sonora y concisa, desgrana un discurso sólido y rotundo. La cabeza le va más de prisa que la palabra; y es tanto lo que quiere decir y matizar que no le llegan paréntesis y guiones en la construcción de las sentencias. Seguro de sí mismo y de lo que dice, habla con palabras acertadas y conclusiones no dubitativas, reconociendo que la paciencia es la clave de su trabajo, porque los grandes objetivos acostumbran a llegar a años vista; y la frustración es su gran enemigo invisible.

De bueno, pero poco sueño, todas las horas le son pocas para darle vueltas a la cabeza en la búsqueda de remedios. Se realiza con las victorias de las pequeñas batallas y la admirable retranca con la que lo agasaja la gente pobre cada día.

Tiene tan claras las causas de la pobreza y sus soluciones que, con mentes tan preclaras y pro-activas como esta, es injustificable que tengamos que esperar décadas, y a veces morir, antes de que l@s gobernantes ejecuten las acciones pertinentes para erradicar la miseria.

Desde la Federación Galega de Turismo Rural, conversamos con Xosé quien, a través de la Red EAPN en Galicia, está en plena convocatoria de un concurso fotográfico, en el que precisamente colabora la FEGATUR, para visualizar la exclusión residencial en Galicia. Queremos saber un poquito más de este empecinado verbo fácil, decidido a demostrarle a los políticos que sus propuestas son reales y factibles; y que con los temas de la pobreza y de la exclusión, no se juega.

¿En qué lugar de Santiago viniste al mundo y como era ese lugar de pobre cuando tú naciste?

-Nací en Santiago, soy picheleiro de toda la vida. No tengo consciencia de haber vivido en pobreza, pero sí de los sacrificios que significó para mis padres poder darme alimentación, educación y salud. La percepción de cómo era Santiago de pobre cuando yo nací, lógicamente, está hecha a posteriori, cuando te enteras de que tu madre apenas comía carne, porque el dinero que ahorraban eran, principalmente, para ofrecerme un futuro mejor que el que ellos tenían: una familia que venía del rural cerca de Santiago, mi madre cosiendo y mi padre trabajando de cocinero, con sueldos escasos y trabajando día y noche. 

Y con la consciencia de tu madurez, ¿como es Santiago de pobre hoy en día?

-Santiago, dentro de las siete ciudades gallegas, es la que menos tasa de pobreza tiene. No tanto por lo que invierte en gastos sociales el ayuntamiento, que estaría entre uno de los más bajos de los siete grandes ayuntamientos, sino debido al elevado número de personas que trabajan en la administración pública, el nivel de empresas, el nivel de ingresos y por el turismo. Eso no quita que haya bolsas de pobreza importantes, normalmente asociadas a barriadas de vivienda de baja calidad, donde no hay medios de eficiencia energética, donde no hay accesibilidad; y luego también familias monoparentales donde, mayormente, una mujer cuida sola de vari@s hij@s.

¿Cuándo te enteras de que vas a hacer de la lucha contra la pobreza en Galicia, tu bandera?

-Me inicié como voluntario, cuando estudiaba en el colexio Lasalle -a los 16, 17 años-, con algo que le llamaban el diez por ciento. Esto era, destinar el 10% que nos daban de la paga, para comprar alimentos. Ahí, acompañando a la gente de Cáritas, empecé a conocer la realidad de la situación de la pobreza. En aquellos principios de los ochenta del siglo XX, la situación de la pobreza en Santiago era más grave de lo que es ahora. Luego hice ciencias empresariales, soy de ADE (administración y dirección de empresas), no soy trabajador social, con lo cual opté por trabajar en pobreza en el llamado entonces, tercer mundo. Me dediqué mucho a la cooperación internacional, y, durante bastantes años, estuve trabajando, primero, como voluntario y luego profesionalmente en temas de cooperación, desarrollo y lucha contra la pobreza en los países del sur: Oxfan Intermon, en Estudantes Solidarios, en Mans Unidas, en la Coordinadora Galega de Ongs. Mientras estaba allí descubrí entidades de discapacidad, como Cogami, la Asociación Galega de Hemofilia... Me gustó mucho el trabajo y, a partir de entonces, comencé a conectar de nuevo con la pobreza y la exclusión social en Galicia. Trabajé primero en un programa de formación, en la red contra la pobreza en EAPN; y luego cogí la coordinación en Galicia.    

Las siglas de la Red Europea contra la Pobreza y la Exclusión Social, en inglés EAPN, ¿tienen el mismo sentido y aplicación en toda Europa?   

 

-Sí. Esta fue una red creada primero a nivel europeo, de organizaciones del llamado tercer sector, de la sociedad civil, para tener una única voz delante de la Comisión Europea y reclamar temas relacionados con la pobreza y la exclusión. Es un funcionamiento muy semejante al de la Unión Europea. Cada estado tiene su EAPN y en las comunidades autónomas hay EAPNS autonómicas, independientes pero confederadas. Aquí en Galicia son 31 entidades de todo tipo que, a su vez, como varias son federaciones, acabamos representando a cerca de 147 entidades.    

¿Qué haces, diariamente, como director de esta entidad no lucrativa y de acción social?

-Básicamente, tres tipos de trabajo. El principal es de incidencia política. Somos un lobby. Aunque seamos pequeños y tengamos poco presupuesto, en nombre de nuestras entidades, nos dedicamos a hacer incidencia para intentar cambiar las leyes que afectan a las personas en pobreza o exclusión social: tratar de aumentar los presupuestos en aquellas partidas que creemos están muy por debajo de lo que deberían. Por ejemplo, en la RISGA, la tarjeta básica, la campaña de la vivienda; y atender las intervenciones en medios y redes sociales para dar a difundir las demandas.

Luego tenemos otra línea de trabajo, que a mí es la que más me gusta: la participación de personas en pobreza y exclusión social. Siempre que se pueda, que sean las propias personas afectadas las que hablen de lo que les ocurre, de lo que demandan... Ahí tenemos acciones de todo tipo, como que las personas en exclusión puedan entrevistarse directamente con los políticos o con la valedora del pueblo y proponerles las demandas. Somos como una Xunta en pequeñito, porque a la gente en exclusión le afecta la educación, la industria, la sanidad, el trabajo...          

Desde ese lobby, ¿qué resulta más amenazante para el planeta hoy, los recortes económicos de carácter social, los conflictos armados o la involución de las democracias occidentales?

-Centrándonos en la pobreza aquí, la principal amenaza que tenemos es el tiempo y la frustración: conseguir cambios en perspectiva de una generación. Este es un trabajo que exige mucha constancia, dos pasos para delante y uno y medio para atrás. Por ejemplo, el ingreso mínimo vital, que ahora empieza a arrancar, nos llevó casi 10 años de incidencia, hasta que lo conseguimos: reuniones con los partidos políticos, a nivel europeo, a nivel autonómico.... Ahora, con la crisis del Covid conseguimos -con medidas como los ertes, el ingreso mínimo vital, la tarjeta básica en la Xunta- evitar que casi un millón y medio de personas hayan caído en la pobreza. Luego, si se asume que, pase lo que pase, vamos a intentar defender ese colchón, aunque los conflictos armados, la guerra de Ucrania, o la crisis de la inflación, supongan un impacto brutal a muchas familias, asegurando que no va a haber recortes en ese colchón de ingresos, hay cierta esperanza.

Y, si me lo permites, otro reto es vencer la amenaza de la aporofobia, ese término que inventó la filósofa Adela Cortina: “odio o desprecio a las personas en pobreza”. Eso nos lo encontramos continuamente. Ese discurso de que las personas son pobres por su culpa, de que algo hicieron para estar así, de que, ante las ayudas gratis, algo tienen que hacer a cambio... Ese discurso lo reciben, día a día, las personas en pobreza delante de la administración, en los servicios sociales, en los servicios de empleo, en el ámbito político... Y tenemos que defender continuamente que no, que la persona que está en pobreza, no es mejor ni peor que cualquier otra. Quitar la palabra culpa es un contínuum contra lo que tenemos que estar luchando, porque es muy desmovilizador, muy paralizante. Si tú eres culpable, o te sientes culpable de lo que te pasa, para que vas a hacer algo, si total...

Dinos, ¿quiénes son los gestores causantes de la crisis, a los que a menudo te has referido en abstracto?

 

 

-Nunca se puede hablar de pobreza sin hablar al mismo tiempo de riqueza y desigualdad. Aunque en el último año se frenó, gracias a medidas a nivel de gobierno central y autonómico, la cota de desigualdad entre ricos y pobres es algo que no deja de crecer en los últimos años: las personas ricas son cada vez más ricas y las personas pobres son cada vez más pobres. Por lo tanto, alguien se beneficia cuando hay pobreza. Nosotros, no criminalizamos la riqueza, pero sí vemos que muchas veces, quien más presiona para disminuir impuestos o para reducir ayudas a las personas en pobreza, de alguna manera, es un gestor de la crisis. Como dice nuestro presidente de AEPN en España, “nunca vi a ningún avaricioso saciado”; y cuando la avaricia no tiene límite, motiva que haya más diferencias entre ricos y pobres. A las personas en pobreza les cuesta mucho más la educación, la alimentación, las medidas de salud, las condiciones de su vivienda...

En la pobreza gallega, luego, ¿hay también clases y problemas de género?

-Yo diría que en la propia pobreza se fomenta mucho confrontar a los pobres para crear clases también entre ellos. Uno de los argumentos para que aumente la desigualdad es enfrentar a los pobres con los más pobres. Esa es, precisamente, otra de las parcelas de nuestro trabajo: romper esa idea de que hay parcelas dentro de la pobreza y el enfoque de género. La pobreza, donde aumenta, es entre las mujeres, especialmente aquellas que tienen que verse solas cuidando de l@s hij@s. De eso que se llama familias monoparentales, casi un 54% están en la pobreza. Ese sí que es un factor al que le falta bastante por avanzar: la protección específica de esas mujeres, de las viudas con pensiones inferiores a las de los hombres, de las mujeres con acceso a empleo más precario y con condiciones inferiores a las de los hombres... Esa diferencia de género es un factor empobrecedor que, por desgracia, sigue siendo una constante a la hora de luchar contra la pobreza.   

¿Crees que el rural podría mejorar la situación de las ciudades y las ciudades la situación del rural?

-Esa es una de las razones positivas por las que hicimos la colaboración con Fegatur. Normalmente, las familias gallegas y el tercero sector, somos muy de ciudades y especialmente ciudades del eje atlántico (Coruña, Santiago, Vigo). Muchas veces eso permea en las propuestas, en lo que demandamos. Por eso es importante que se tengan en cuenta medidas que vengan del rural para la sociedad, no desde las ciudades para el rural. Eso es algo que nuestras entidades del rural nos transmiten constantemente. Por eso nos gusta mucho que esté Fegatur colaborando en el proyecto de EAPN. Las demandas de empleo o la contratación de profesionales en alta en la seguridad social, con formación previa, es muy diferente cuando se exponen desde las capitales, a cuando nos las proponen desde las casas de turismo rural. A partir de ahí, lo que el ámbito urbano puede aportar al rural es escuchar. No ir al rural con mentalidad urbana. Entender una filosofía de vida, una manera de tener ingresos y de relacionarse con la naturaleza. Fomentar su organización, su difusión de actividades. De esa forma, gracias a Fegatur, cada semana nos vamos enterando de iniciativas positivas, de emprendimiento, de cooperativas, pero sigue estando poco conocido y difundido. La mayoría de los medios siguen siendo muy urbanitas.  

La gente pobre, ¿es igual de pobre en el mundo rural que en el urbano?

-A ver... Una de las cosas que sale en la última información del estado de pobreza, que venimos de publicar, en lo que entiende la oficina de estadística de la Unión Europea -Eurostat-, por medio rural y urbano, salen los datos de que la pobreza en el mundo rural es muy diferente y superior, normalmente, a la del medio urbano. ¿Porque? Pues hay factores específicos. Algunos ayudan, como la alimentación, que es más orgánica y directa. Pero otros, como el transporte para acceder a servicios y centros de salud, la exclusión financiera o una vivienda digna, provocan un sobre-coste a cualquier persona que viva en el rural. Por eso nos apetecía mucho que, en el concurso fotográfico que tenemos en marcha, se hiciera hincapié en ese aspecto: la escasez de vivienda digna para las personas que quieran establecerse en el rural.  

Entonces, ¿cómo es posible que haya gente sin techo, en un país con millares de aldeas abandonadas y pisos cerrados, aun en manos de entidades bancarias?

-Pues eso nos preguntamos nosotros. Y es algo que, como dijimos en el Parlamento, nos frustra un poco. No conseguimos colocar la emergencia del acceso a la vivienda, tanto en el medio urbano como en el rural. Durante los últimos 20-25 años, la política de vivienda, en España y en Galicia, fue muy mediocre. Tenemos uno de los parques de viviendas sociales más básicos de la Unión Europea. En España, pero en Galicia por parte de la Xunta principalmente, la política de vivienda se dejó abandonada. Así como felicitamos a la Xunta en política social, en vivienda apenas se hizo nada en los últimos años y, por ayuntamientos, solo puntualmente. Con lo cual, nos encontramos con una situación de emergencia, de dificultad de acceso a la vivienda rural y urbana, pero donde hay que hacer más aporte es en ver si los fondos Next Generation realmente llegan a personas y a viviendas en situación de pobreza vulnerables.

Hay que hacer todo y a correr, cuando lo que haría falta sería una política de vivienda masiva y generalizada para favorecer la vivienda vacía destinada a alquiler social. Es decir, favorecer a los propietarios para que rehabilitaran vivienda y la pudiesen prestar, en vez de destinarla a uso turístico. Por eso intentamos que, así se vive en Galicia, el referido concurso de fotografía, sea una manera de mostrar cómo viven las gallegas y los gallegos... Es cierto que se mejoró un poco en los últimos dos años con los fondos de la Unión Europea, con el plan nacional de vivienda; y también aumentó algo el parque de ella en Galicia, pero las necesidades de hogar son tan brutales y generalizadas que, en las próximas elecciones municipales, queremos que sea uno de los temas prioritarios de debate entre candidaturas políticas: ¿cuantas casas va a asegurar en el mandato 2023-2027 mi ayuntamiento?

Pues ya que tenemos las elecciones a las puertas, sintetiza, por favor, tus propuestas de solución para este problema.

-Tres titulares que empiezan con tres ces, algo que demandamos en cualquier propuesta de política social y en esta especialmente.

Compromiso en presupuestos y en planificación. Compromiso implica decir cuánto se va a destinar en fondos, cada año comprometido, a políticas de vivienda; y cuantas viviendas vamos a tener en el próximo mandato.

Coordinación. No vale que el ayuntamiento vaya por un lado, la Xunta por otro y el estado por el otro. Independientemente de las diferencias entre partidos políticos, institucionalmente hay que sentarse y ver cómo se favorece el parque de viviendas vacías para darlas de alta, cuántas viviendas se pueden hacer y cómo se utilizan los fondos europeos y estatales para vivienda. Para conseguir todo esto es imprescindible la coordinación.

Causas: no valen las ayudas puntuales durante un tiempo, que solo sirven para pagar el alquiler o la hipoteca. Ir a las causas implica el como se construyen viviendas específicas, como se hace una política de acceso a vivienda estable.

Y como corolario, transparencia: que se vea lo que se hace de manera fácil y que sea comparable.

La realización de tan considerables titulares, ¿te quita el sueño, o duermes bien?

-A ver... yo tengo insomnio sobrevenido (Sonríe) -a todo le ponen nombre-. Entonces, duermo muy bien, pero a las 6 de la mañana despierto y empiezo a darle vueltas a la cabeza. Lo bueno sería conseguir el equilibrio entre la vida personal y las ideas, pero el equilibrio es algo difícil; y cuando haces presión política e incidencia, todavía peor. En fin, es el pan de cada día en las entidades de acción social.

Y en ese pan de cada día, ¿hay alguna cosa que te quite el hambre?

-(Responde sonriendo). Algo que me quite las ganas de comer es complicado, porque es de las pocas satisfacciones que tengo. A ver... las cosas negativas hay veces que me afectan, y mucho, pero, según pasan los años, hay que tener el ejercicio del auto-cuidado y de la disciplina mental para tratar de separar la parte emocional de la racional, porque si no, estás vendido y haces más daño que bien. Recientemente, quedé muy tocado cuando una familia me dijo que, a raíz de la inflación, el litro de leche que antes le daba para los hijos, ahora tiene que echarle agua para que le siga dando. Por otra parte, me compensa que tengo buenas noticias todos los días: personas que, a pesar de estar en situación de pobreza, son capaces de solucionar problemas con ingenio, capaces de hacer crecer la solidaridad entre ellos, sin perder la dignidad ni el sentido del humor. Nos enseñan a los demás: con todo lo que están padeciendo y son maestros absolutos de la retranca.

Pues ya que te gusta comer, lo haces de una manera sana, ¿o no tienes tiempo para exquisiteces?

-Trato de comer lo más sano que puedo. Este fin de semana descubrí los callos veganos, con setas en lugar de carne, y fue una delicia... Mi padre fue un cocinero bastante reconocido en Santiago. Ahora, está jubilado y lo tenemos en exclusiva mi madre y yo. De vez en cuando intento hacer algo por mi cuenta, pero no me queda tiempo para cocinar cómo me gustaría. 

¿Por qué un concurso fotográfico para visualizar la exclusión residencial en Galicia?

-Intentamos visualizar el tema de la exclusión residencial desde hace varios años. Nos cuesta hacer entender a políticos, Xunta y ayuntamientos, la gravedad de este tema. Hicimos pregunta en el Parlamento, grupos de trabajo, documento de propuestas en vivienda... Pero el problema es tan grande que no lo conseguimos... ¿Por qué no hay una comisión en el Parlamento sobre vivienda? ¿Por qué no hay una consejería de vivienda?, si el problema es tan grave como lo mostramos. Empezamos a hacer presencia en medios, en redes sociales, pero ni así. Con lo cual, surgió esta idea, que funcionó muy bien otras veces: crear un concurso fotográfico, implicar a la ciudadanía, para luego hacer una exposición y llevarla al parlamento y a las instituciones... A día de hoy, el nivel de recepción de fotografías ya va por muy buen camino.

 

Foto de otro concurso anterior: A Quintana dos pobres.

 

¿Y qué puede aportar, entonces, el turismo rural gallego?

-El turismo rural, lo que ya está aportando es desarrollo con criterios: no es un tipo de negocio que desembarca en un lugar de cualquier manera. No. Son negocios implicados en el medio rural, comprometidos con el resto de la ciudadanía, que buscan favorecer la relación con el medio rural a todos los niveles: cohabitar con las personas, en una manera de convivencia y de trabajo, muy reconocible, que coincide con la filosofía de nuestras entidades. Además, aportan posibilidades de inclusión para las gentes que se quieran asentar en el medio rural. Tenemos la filosofía de trabajo conjunto. Hay varios casos de acuerdos con entidades y con viviendas para compartir experiencias. Pero, sobre todo, compartimos la filosofía de entender el desarrollo y la lucha contra la pobreza, porque, el turismo rural, ya lo está haciendo en el directo, integrado en su propio trabajo, favoreciendo producto local, creando y fortaleciendo pequeñas y medianas empresas, etc.

Por casualidad, ¿eres huésped habitual del turismo rural gallego?

-Sí. Bastante habitual. Con la idea de casa de turismo rural, no de vivienda turística. De ir, me gusta convivir y aprender un poco. Disfrutar del entorno, la desconexión y la tranquilidad. Consigo dormir mucho mejor... No tengo tantos estímulos y los que tengo son agradables. Siempre que puedo, por lo menos, voy varias veces al año. A la Ribiera Sacra, tengo una necesidad vital de ir, una vez al año. Voy solo, en compañía, o con ocasión de eventos, como en el caso del otoño gastronómico.

¿Qué es lo que más valoras cuando llegas a una casa de turismo rural?

-La hospitalidad. La acogida. El cuidado, con ese trato tan personal. El Ambiente tranquilo. No ver cemento, poder caminar...

Luego, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

-Muchas cosas. Pero principalmente, el cine, viajar y el senderismo.

Y entre tantos frentes abiertos y empeños profesionales, ¿con que sueñas, cuando sueñas despierto?

-Mis sueños son muy operativos cuando sueño despierto. Quizá, debido a los años, actualmente sueño despierto con lo que siento que puedo pelear, cuando veo algo que me fastidia o incomoda, sea grande o pequeño. Por ejemplo, una campaña que iniciamos hace dos años sobre una persona en pobreza a la que un banco le cobró 40 euros trimestrales de comisión, sin derecho. Dos años de reclamación, ir a la valedora del pueblo... Ahora, le acaba de devolver el banco las comisiones. Mis sueños tienen que tener algo de pequeñas victorias por el camino. Esos son los sueños que me gusta soñar: no quedarme quieto, como mínimo conseguir algún pequeño cambio.

¡Que así sea Xosé!

¡Muchas gracias por compartir tus sentires con nosotros!