Si decides visitar el Teixadal de Casaio debes saber que se trata de un espacio muy frágil que hay que tratar con tanto respeto como si de una catedral se tratase. Su principal enemigo es la erosión del suelo por la actividad humana, por lo que debes evitar pisar fuera del sendero, abrazar a los árboles o llevarte “una ramita de recuerdo”. Tampoco es un lugar para armar barullo, puesto que espantarás a la fauna de la zona. Recuerda que ellos están en su casa y tú no. Lo mejor es hablar en voz baja y no perturbar la paz del bosque y sus habitantes.