FEGATUR. ENTREVISTA A SOFÍA ESPIÑEIRA

11 Octubre 2022

Sofía Espiñeira habla, como canta en el escenario, con la voz desnuda y sin artificios. Sencilla e íntima, se considera una artista creadora multidisciplinar.

 

 

No resulta difícil imaginar a esta mujer inquieta saltando cercados en el rural gallego para empaparse de la naturaleza que tanto ansía. Contradiciendo a la superstición del mundo teatral, en su actual perfil de wasupp viaja alegre en un vintage citroën dos caballos, rabiosamente amarillo. Tiene sonrisa sincera, presente hasta cuando recuerda a quien ya no está a su lado. Los ojos los lleva siempre abiertos como platos, para no perderse nada. La voz fresca, le brinca al cantar como si estuviera danzando en la punta de los pies. Acaso la curiosidad infantil nunca se le quiso marchar del todo y ella, más pertinaz que nunca, no deja de aprender maneras de seguir preguntando, porque quiere saberlo todo. Amante del cariño y de los abrazos, tiene alma de sentir y compartir en común.

Desde la Federación Galega de Turismo Rural, conversamos con Sofía, después de haber recibido el Premio Martín Codax 2022 en la categoría de Cantautora, para saber un poquito más de esta mugardesa, para quien el mar es uno de sus grandes amores y “as miñas flores” son ese tema del primer disco que no dejará de cantar jamás.

 

Foto: Pixelínphoto

 

Sofía, ¿Mugardos canta?

-(Risas). Pues sí, Mugardos canta, claro que canta, como todos los pueblos. Cantamos y disfrutamos de lo que cantamos. El primer recuerdo que tengo de cantar de Mugardos es el más próximo posible, el de mi madre, que canta muy bien y de ahí me viene a mí un poco esta cosa de cantar.

Y, ¿cuánto canta Mugardos en las letras de Sofía Espiñeira?

-(Risas de nuevo). Pues mira, creo que lo que más me influencia de Mugardos en mis letras es el mar. Soy marinera, soy de Mugardos, mi casa está al lado del puerto. Crecí allí, viví allí… Desde los 18 años que fui a estudiar a Santiago, Mugardos me acompaña mucho en esa melancolía que me entra a veces y en ese amor que le tengo al mar y aparece en mis canciones y mis letras porque el paisaje de donde uno viene crea un carácter en las personas y en los pueblos.

Entonces, ¿cuáles son tus orígenes en Mugardos?

-Pues hice precisamente una canción muy especial para mi padre, quien hace tiempo que no está aquí. Mi padre me influencia mucho en mis letras y canciones, porque hay toda una forma de vida y mucho compartido con él. Mucho de él está en mí. Mi padre es esa poesía que tengo, la reflexión, las formas de ver el mundo. Sobre todo que era un amante de la música y tuve la suerte de que era el pincha. De pequeña era quien pinchaba la música en casa. Me ponía de todo, desde Silvio Rodríguez hasta Queen, mucho Beatles, música muy variada… Por eso, la primera canción que abre mi primer disco, tal y como nace Sofía Espiñeira, es la canción A Cabalo, dedicada a mi padre con todo el amor del mundo. Por la otra parte, de mi madre llevo ese cantar, esa alegría de vivir, esa intensidad, ella es la más farandulera.

Has hecho periodismo, danza, circo, teatro. A ver, tu realmente, ¿qué quieres ser de mayor?

-(Carcajada). Mira, esa pregunta me hizo sufrir tanto cuando era pequeña. Desde muy joven soy muy curiosa de muchos mundos... Quiero saberlo todo, quiero probarlo todo… Estudie periodismo porque no tuve más tiempo para decidirme, que si no cada mes cambiaba de opinión. Era muy amante de las letras, de las ciencias y de las artes. Lo que pasa es que en Mugardos no tuve mucho contacto con las artes, en aquel momento no me di cuenta de que quería ser artista porque no tenía referentes, pensaba que eran cosas muy ajenas a mí, de la televisión o de otros mundos. Pero al estar en Santiago, mientras estudiaba periodismo, me dije: ¡Aaaah!, aquí… hay mucho artista por Compostela… y hay escuelas donde se pueden aprender otras cosas... Así que, al terminar periodismo, fui a una escuela de circo porque quedé enamorada, y de ahí al teatro y después a la música. Una cosa me fue llevando a otra. Durante mucho tiempo tuve ese complejo de sentirme intrusa, porque me preguntaban, ¿eres bailarina?, no, porque no fui a una escuela de danza, ¿eres música?, tampoco, porque solamente fui a un conservatorio cuatro años. Entonces al final, con el término artista me siento más a gusto y creo que aprovecho mucho cada una de las disciplinas que fui aprendiendo. Ahora le veo a todo más sentido.

Pues ya que entre uno de esos mundos estuvo el periodismo, danos, por favor, una entradilla que te presente.

-(Más risas). Pues soy un poco camaleón, pero en el tema artístico me presento como artista y creadora multidisciplinar. Me dedico sobre todo a la música y a las artes escénicas y, dentro de estas, las artes del movimiento, teatro físico, danza, circo…

Y en el campo de la música, concretamente, ¿cuáles son tus raíces?

-Tengo mis dudas porque, como decía, la diversidad musical me la dio mi padre desde muy pequeña. Escuché mucha variedad y eso me abrió mucho la mente. Hay una parte de los cantautores, como Silvio Rodríguez, que sí me marcó. A Queen y a los Beatles los adoraba, en la adolescencia me fui metiendo en la música de raíz… ritmos brasileños, africanos, y más adelante entré en contacto con la música tradicional. Hoy en día no me identifico con un estilo concreto. Cada vez que compongo hecho mano de esa biblioteca vital de las músicas que en algún momento me tocaron y aparecen por ahí los referentes, pero no sabría decir una raíz en particular.

Y a día de hoy, ¿a quienes sigues en la música actual?

-En los últimos dos años escucho mucho lo que se está haciendo en Galicia, pero tengo tendencia a escuchar la música de raíz. En Sudamérica, Pascuala Ilabaca, Natalia Lafourcade, en Cabo Verde Mayra Andrade,… ese tipo de mujeres con ritmos casi ancestrales… Entre la gente gallega,  Antía Muiño, que recibió el Premio Martín Codax como artista emergente, me parece espectacular, Xoan Curiel, amigo nominado, también lo escucho mucho, Catuxa Salom  es una chica que está haciendo cosas muy interesantes, mezclando la electrónica con ritmos de Sudamérica, Belém Tajes, con la que tuve el placer de colaborar… Hay mucha mixtura con la que me siento identificada. Esa música de raíz y de autora con esos ritmos del otro lado del Atlántico; y también me paseo por Xabier Díaz, por cosas más tradicionales…

Has citado a varios artistas que compartían nominación contigo en los Martín Codax, ¿qué supone para ti este premio que lleva nombre de un trovador gallego del siglo XIII-XIV?

-(Carcajada). Para mí es un reconocimiento inmenso. Supone muchísimo porque, ya lo dije en la propia gala, siento que este camino que hago en la música, mientras voy alimentando otras artes, a veces, me llena muchísimo y otras se me hace muy duro, porque es un proyecto en el que estoy sola, no como otros que son más de equipo... entonces, este reconocimiento del camino que llevo hecho todos estos años, me hizo sentir que formo parte de una familia en la música. Me dio, además, mucha confianza. Fue como un abrazo, como recibir un reconocimiento por parte de un colectivo que admiro y del que ahora me siento un poquito más parte.

¿Cómo ves el presente del panorama musical gallego?

-Dentro del conocimiento y la experiencia que tengo, creo que hay muchísima música de calidad, mucha gente artista y música, pero la infraestructura para sostenerla tiene mucho que mejorar. Creo que deberíamos tener más buenas condiciones en muchos casos, que hay mucho trabajo por hacer. A pesar de ello, alucino con la cantidad de gente que está haciendo un montón de cosas con muchísimo esfuerzo. Pero para la cantidad de músicos que hay en activo, faltan figuras clave para acompañar a estos artistas, principalmente en el campo de la producción y la distribución. Sino, quien las conozca que me llame (ríe). Much@s hacemos un poco de todo, hacemos multitarea. Esto pasa en el ámbito artístico en general, pero en la música mucho.

Ahora mismo, Sofía, ¿se puede vivir de la música cantando en gallego?

-En cuanto al idioma gallego, creo que cada vez está más aceptado en la música. En cambio, vivir de un solo proyecto musical, no creo que haya mucha gente en este momento que tenga esa suerte, la hay, pero no es mayoría. De la que conozco hace otros trabajos o está en otros proyectos.

Danos un titular para que la música gallega tenga más eco en los medios de comunicación, tanto gallegos como del resto del estado.

-Creo que es una cuestión de amar nuestra cultura.

Desde el punto de vista de los medios, nuestra visualización aún está muy cerrada. Supongo que existe todavía una historia de complejos y que no se corresponde con la cantidad de grupos que cantan en gallego. En los medios no hay esa presencia para nada. No se está mostrando toda esa diversidad que realmente hay. Tenemos que romper muchos muros y valorar nuestra lengua tal y como es, que forma parte de nuestra cultura y de nuestra forma de expresarnos. Sigue siendo vista, de alguna manera, como algo más pobre. Por otra parte, tampoco hay muchos medios valientes, porque creo que es una cuestión de derribar ese muro. Si alguno de los medios que tienen algo de nombre, los más grandes, lo hicieran, los demás irían detrás.

Musicalmente, en tu repertorio, ¿hay algún tema que no dejarás de cantar jamás?

-Pienso que… As Miñas Flores. Forma parte de mi primer disco y le tengo cariño porque es muy íntimo, salió de una manera muy visceral y me gusta cuando compongo de esa forma. Así no acostumbran a salir muchas canciones. Esas que salen así de repente, casi sin pensar, que salen de otro lugar, no se muy bien de donde, salen muy por necesidad. La temática está inspirada en las historias de vida, en los dolores, en los sufrimientos de las mujeres que me preceden personalmente, pero más allá de lo personal, también de las mujeres del mundo. Al final partimos de lo personal para hablar de lo universal. Es como un homenaje a las antepasadas y viene muy de las entrañas esa canción. A nivel musical me salió con una estructura poco habitual, diferente, me gusta. Disfruto mucho cantándola.

Y vitalmente, ¿que es lo que te hace levantar a ti cada mañana?

-La naturaleza, porque me mueve mucho por las mañanas. Ahora mismo estoy viviendo en la ciudad, pero viví toda la vida al lado del mar en Mugardos, después, viví en una aldea muy pequeña… La naturaleza me ayuda mucho a levantarme. Ese contacto directo con los espacios naturales, con el bosque, con el campo, con el mar…

¿Para qué puede servir entonces la música en el abandonado rural gallego?

-La música siempre crea comunidad. Ya para empezar, el hecho de que la música tradicional esté viva, como está viva en nuestra tierra, donde cada lugar pequeño tiene una asociación, donde se baila, se canta, se toca música… ese es un hilo muy grande que crea comunidad y crea unión en las aldeas, cercanía con el rural y con el entorno, porque, al final, en la música tradicional se habla de lo que está sucediendo en el entorno, donde nace la música de la propia gente.

En relación con esas aldeas, ¿eres huésped habitual del turismo rural gallego?

-Tengo más experiencia de ser huésped de mi furgoneta (risas)…, que soy mucho de ir por ahí a la naturaleza, pero cuando voy con la familia sí que me alojo en las casas de turismo rural gallegas.

Y, ¿qué es lo que más valoras cuando llegas a una casa de turismo rural?

-La familiaridad en el trato y la sensación de que te sientes más como en casa. También el entorno, el cuidado de los espacios. A mí me gustan mucho las casas muy tradicionales, que me recuerden mis raíces, las casas de aldea.

¿Qué te parece esta iniciativa de Abiertas de Par en Par que pretende llevar la música y la palabra en directo al turismo rural gallego?

-Maravilloso. De hecho, cuando me llamaron para participar, estaba contentísima porque va en sintonía con mi proyecto, con mi forma de ver y de vivir la música y el rural. Aunque que solo hice un concierto, la sensación fue maravillosa, porque era como juntarnos en el salón de casa. Gente que somos desconocidos entre nosotros, de repente parecía que éramos una familia, allí, de sobremesa, que cogimos una guitarra y nos pusimos a compartir la música, tan de cerca. Creo que estamos deseosos de ese acercamiento por lo que vivimos estos años. Me parece súper bonito y súper especial.

Óscar Fernández y Manu Fraguela, Soledad Felloza, Pablo Carpintero y Rosa Sánchez, Germán Díaz, Dúo ConcertArt, Fernando Barroso, Mercedes Prieto, y Sergio Cobos, Charo Pita y Manuel Vilas, ¿conoces a estos colegas de reparto en esta aventura de recitales al atardecer por las casas de turismo rural de Galicia?

-A la mayoría no. Solo conozco a alguno y tengo muy pendiente indagar en los que no conozco. Tengo muchas ganas, si pudiera, de ir al resto de los recitales que forman parte del ciclo.

Tus próximas actuaciones son el 22 de octubre en Casa Ramirás y el 5 de noviembre en la Reitoral de Chandrexa, ambas en Ourense. Adelántanos algún misterio con el que se encontrará la gente que te vaya ver.

-Sí, dos. Por un lado hay un viaje que vamos emprender la gente que esté. No digo cómo ni  en qué vamos viajar. El segundo es un misterio que vamos tener que resolver entre quienes estemos allí: una historia que sucedió en una aldea, que yo tengo recogida en una canción.

En uno de tus temas hablas de una utopía, los sueños en libertad, cuáles son los sueños en libertad de Sofía Espiñeira?

Pues el más grande que tengo es que las relaciones entre las personas sean cada vez más amorosas y más respetuosas. Que podamos crear lazos entre nosotros pero de los de verdad, no solo de los de palabras bonitas, de los de verdad de corazón. Otro de mis grandes sueños en libertad es que podamos poblar un mundo donde la naturaleza tenga su espacio, que se pueda expandir de una manera más profunda.

Que así sea, Sofía. Enhorabuena por ese premio y muchas gracias por compartir tus sentires con nosotros.

 

 

Primera foto: Guillermo López Garabatos

Segunda foto: Pixelínphoto

Tercera foto: Lydia Queiruga