De abrazos, vidas y comidas sabrosas y con calma

01 Marzo 2022

Fomentar la práctica de un estilo de vida saludable y de calidad -respetuoso con los tiempos y ritmos naturales de las personas y de los ecosistemas que habitamos-, con actividades de consumo responsable, sostenibles y vinculadas a la gastronomía local parecen abrazos revitalizadores que contribuyen a mejorar la cultura alimentaria y la salud física mental y espiritual de la gente. También están consiguiendo que más personas se sumen a la filosofía de lo bueno, limpio y justo que vienen proponiendo las promotoras de la “vida lenta” (slow life) y la “comida lenta” (Slow Food) *.

*slow food: buenos alimentos preparados y cocinados con calma y mimo

Son estos abrazos sabrosos y tranquilos los que nos permiten tomar plena conciencia del derecho a disfrutar de forma pacífica y alegre con todos los sentidos.

Algo así es lo que desde hace años vienen alentando y practicando  compañeras y compañeros desde sus alojamientos de turismo rural de toda Galicia. Como Begoña, en su Casa Pousadoira, en las tierras de Miño cerca próxima a las playas de Valdoviño, la laguna de A Frouxeira o  la cascada del río Belelle, y Ana, en Casa Lourán, situada en el Val de Xestoso en las Fragas do Eume. Gracias a ellas, los días “pintan” bien desde el principio, ya que con sus desayunos es fácil recargarse de energía para afrontar actividades y paseos. Y es que junto a una rica repostería casera, ofrecen una amplia variedad de mermeladas de mora, frambuesa, fresa, higo o melocotón, elaboradas con los frutos que cosechan en su entorno. También leche de vaca, mantequilla y requesón -producto rey de la Granja Lourán que regenta Miguel, el hermano de Ana-. Luego, a la hora de comer o cenar, podrás reponer fuerzas degustando ricas recetas - en invierno prepárate para dar cuenta del famoso y espléndido cocido que ofrece Ana-.

Insistir en la importancia de invertir en la economía local como forma de desarrollo rural; promover los productos alimentarios y las formas de producción vinculadas a un territorio, - procurando su conservación, catalogación y protección como bienes culturales -, es lo que vienen haciendo realidad con sus proyectos vitales, campesinos , culturales y turísticos  Pilar desde su casa rural A Curiscada en Burres en el municipio de Arzúa, y José Luís en Arqueixal en la parroquia de Santiago de Albá en Palas de Rei. Ambos, además de la gestión de su alojamiento rural, cuidan cada uno  de su granja y quesería, donde con la leche ecológica y saludable de las vacas elaboran unos quesos y un yogur exquisitos que podrás degustar cuando te alojes en estos y otros establecimientos rurales de Galicia.

Al igual que ellos, muchos otros están contribuyendo a salvaguardar la biodiversidad y fomentando la creación de nuevos proyectos agroalimentarios, etnográficos, artesanales y turísticos que siguen floreciendo en nuestra tierra.

Mientras el ajetreo de esta sociedad global busca embrujarnos , haciéndonos esclavos de un estilo de vida frenético, incluso a la hora  de disfrutar de muchos de los placeres que componen nuestros hábitos, invadiendo nuestros hogares, empujándonos a alimentarnos con comida rápida estandarizada , por veces  de dudosa calidad y salubridad, parece que aún estamos a tiempo de recuperar la sabiduría y liberarnos de la arrolladora velocidad que podría llevarnos a convertir a la humanidad en una especie en peligro de extinción.

 

Ante la locura del modelo consumista de gran parte de la sociedad en la que vivimos en los países desarrollados , se hace inaplazable  y perentorio retomar una forma de vida tranquila y pacífica.

Confundir la multiexperiencia con el frenesí es un error que sólo se puede superar con una dosis adecuada de placeres sanos y seguros, aplicados de forma que proporcionen un disfrute lento y prolongado.

Sí, pero ¿por dónde se empieza?

Puede ser en la mesa, con las comidas, buscando hábitos cotidianos tranquilos y sosegados que nos ayuden a redescubrir la inefable e inmensa riqueza de aromas, sabores y texturas de productos de kilómetro cero, respetuosos con el medio ambiente y que eviten ofertas estandarizadoras y empobrecedoras.

Si el frenético modelo que en nombre de la productividad intenta imponerse está cambiando nuestras vidas, amenazando el medio ambiente y los espacios naturales, el modelo de "vida y el comer despacio " es hoy una respuesta vanguardista, casi revolucionaria que debemos ofrecer.

Solo un estilo de vida pacífico puede garantizar un futuro mejor para la humanidad y el planeta.

Por eso es fundamental el compromiso y el apoyo sostenido y cotidiano de las personas, asociaciones, instituciones y administraciones para que, paso a paso, esta forma de vida se convierta en algo que avance paso a paso cada día. ¡Aprendamos de los caracoles!