FEGATUR. ENTREVISTA A MERCEDES PRIETO Y SERGIO COBOS

02 Diciembre 2022

 “BAILAR PARA EXISTIR”

                                                                                  Foto: Central Folque

Mercedes Prieto es un guiso de bailes, y Sergio Cobos es tan intenso y delicado como una muiñeira. Así se define, entre sí, esta pareja musical de hecho y de facto que se dedica al baile social por excelencia: danzas y músicas de la tierra para todas las edades. Porque bailar, según ellos, además de ser bello, hace a la gente independiente y equilibra mucho.

Como los pies de Sergio eran de volar en los escenarios, y los de Mercedes de sacarle puntos a los bailes del mundo, ambos se tropezaron en un palco de Francia. Una fuerza superior los sacó a danzar, y tanta energía debieron de recargar que, años después, decidieron bailar agarrados por convicción, y sueltos para celebrar la vida y entenderse sin hablar. Desde entonces, comparten mucho tiempo bailando juntos y, cada poco, ponen distancia de por medio para que a sus talones no les salgan heridas.

Ambos vinieron a la vida en los estertores del franquismo: ella en Leirado de Salvaterra de Miño, con los pies rayanos a caballo de una frontera natural, que no cultural, entre Galicia y Portugal. Hija y neta de serradores, en aquella tierra de pinos sin lujos había, en cambio, tesoros de juegos cantados y un grupo folclórico propio. Él, nieto de la abuela Amelia -bailadora natural- e hijo de Henrique, cocinero profesional, fue alumbrado en el barrio de San Pedro -a la carrera de un perro de la catedral de Santiago- por María Luz, danzante de agrupación folclórica, de los tiempos de la sección femenina.

Estas dos personas creadoras, de hablar calmo y opiniones contundentes, llevan décadas zapateando detrás de las canciones -para jugar y bailar- y de los bailes -para reír y cantar- que andaban desfalleciendo en las arcas del país. Militantes activos de la cultura gallega por devoción, reivindican planes de estudios en Ciencias de la Educación para futur@s pedagog@s y crear la disciplina del baile tradicional gallego para ser impartida por especialistas.

Personalidades inquietas por naturaleza, a Mercedes le gustaba tanto la ciencia, el baile y el mundo, que se licenció danzando en la química y se doctoró en la educación, poniéndole pasos de baile hasta a las matemáticas. Sergio, rebelde desde la cuna, no quiso hacer nada que llevara etiquetas, por eso, además de tocar con quien le da la gana -grandes o pequeños-, danzar de igual modo en cocinas que en afamados palcos, o ilustrar zapateados y coreografías, acabó haciendo hasta lo que no estaba escrito: dibujarle partituras al baile.

Desde la Federación Galega de Turismo Rural, conversamos con esta pareja bailadora, musical, investigadora y docente, para quien la curiosidad de los que bailan músicas del mundo es tan infinita como el propio mundo, porque bailar no es opinable. Queremos saber un poquito más de estos intérpretes que consideran el proyecto Abiertas de Par en Par como una fórmula mágica de repensar el rural: ofrecer a las poblaciones pequeñas y lejanas de los núcleos urbanos una propuesta cultural que incluye la música, el baile y la palabra.  

Mercedes, Sergio, ¿Salvaterra de Miño y Santiago bailan?

-Mercedes: Salvaterra de Miño bailaba muchos juegos que vinieron de Portugal y que tenemos en común estas dos tierras hermanas con frontera natural pero no cultural. Juegos bailados que hacían los mozos y las mozas para divertirse. ¿Qué pasa?, que, como en la mayor parte de los lugares, hubo un corte y se dejó de bailar naturalmente, en las eras, en las fiestas... Vinieron las orquestas, la emigración, Internet..., una serie de cosas que hicieron que se fuera dejando de bailar de aquella manera tan natural y espontánea donde la gente joven, y la no tan joven, se divertía. En estos momentos, en Salvaterra se baila en los grupos folclóricos y lo que estamos intentando es que se normalice de nuevo, que forme parte del divertimento de la gente.

-Sergio: Santiago es la mayor aldea del mundo, realmente. Ya le gustaría a mucha gente bailar como se baila en Santiago... Tenemos ahora mismo una cantidad de personal, no solo en Santiago, sino en toda Galicia, organizando encuentros festivos, muchas celebraciones espontáneas en las que la concurrencia baila; y por ahí hay una gran recuperación y una fuerza viva de gente que quiere hacer esto como expresión propia.

¿Y cuánto bailan, Salvaterra de Miño y Santiago, en vuestros pies?

-Mercedes: En mi caso mucho, pues Leirado y Salvaterra son algo de mis raíces, de mi esencia, como el juego de la carrasquiña que llevamos al Ciclo de Abiertas de Par en Par: un baile que nos guíe como personas que somos en un mundo diverso.

-Sergio: Santiago me baila todos los días, las 25 horas al día. Desde mi formación en la agrupación Cantigas y Agarimos, pasando por el trabajo de campo en la recogida de danzas populares, hasta la organización de las fiestas espontáneas.

Así pues, ¿cuáles son vuestros orígenes familiares en Salvaterra y Santiago?

-Mercedes: Yo soy hija de serrador y de serradora, mi madre trabajaba tanto como mi padre, porque además del aserradero tenía el campo y los hijos. Soy de Leirado, zona de Salvaterra con muchos aserraderos. Mi abuelo, de familia muy pobre, fue el primero en mirar para la cáscara de los pinos... Murió muy joven y dejó a mi padre en su lugar, con catorce años. Mi padre era cojo, entonces no bailaba (ríe)... -Bailaba agarrado- interviene Sergio (más risas)-. Como era cojo, solo podía bailar la rumba (ríe).

-Sergio: Yo soy hijo de maestra y de cocinero profesional. Mi madre era bailadora, ya no natural, pero sí de agrupación folclórica, de los tiempos de la sección femenina. Mi abuela Amelia sí que era bailadora natural. 

¿Cuáles son vuestras raíces musicales?

-Mercedes: Las mías vienen del grupo folclórico de Leirado, la única escuela de baile a la que tenía acceso. Ir hasta Vigo o a sitios más lejanos era completamente imposible. De aquella tenía 12 o 13 años, como era la mayor del grupo, cuando la profesora faltaba, quedaba como responsable de los otros. Así comencé a tocar las conchas y la pandereta para marcarles el ritmo. Pero no avancé más que eso (ríe). Lo mío era bailar.

-Sergio: La memoria musical más lejana que tengo es de dos grupos que me marcaron mucho: Fuxan os Ventos y Los Beatles. Vivíamos en Tenerife y mis padres, como buenos galleguistas que eran, tenían mucha música del mundo, pero en aquel entonces, la música gallega grabada era muy poca. Comencé a bailar con mi madre. La primera pieza que me enseñó fue Sementar, Sementarei, en la versión de Fuxan Os Ventos, ya de vuelta de Tenerife. La montó, como muiñeira que es, en el grupo escolar de Fuerte-Boqueixón, donde ella daba clases de baile. Tres años después, comenzó en Santiago mi formación en Cantigas e Agarimos.

Y antes de bailar, ¿qué queríais ser de mayores?

-Mercedes: A mí me gustaba mucho la ciencia e hice química. Pero no ejercí porque las primeras aulas de baile que di, desde la perspectiva pedagógica, fueron en los centros gallegos del exterior con programas de la Xunta. Aquellas clases me marcaron para siempre, debido a la parte afectiva que recibía de la gente. Siempre me gustó viajar, como mi madre me puso de nombre Mercedes, no me quedó otra que andar de un lado a otro, como el coche...

-Sergio: Yo nunca supe realmente lo que quería ser de mayor. Pero sí sabía que el centro de mi vida iba a ser artístico. Empecé a bailar cuándo tenía diez años, como dije, con mi madre en Tenerife. Con 13, ya de vuelta en Santiago, ella me propuso si quería aprender a bailar en la agrupación Cantigas y Agarimos. Acepté y, desde aquella, nunca más me perdí. Lo convertí en el centro de mi vida. Todo lo que hago está a la vuelta del baile.

Mercedes, la ocurrencia de Sergio de crear un sistema de notación para el baile tradicional gallego, ¿fue porque le bailan hasta los sesos o porque no tiene nada mejor que bailar?

Foto: Central Folque

-Mercedes: ¡Hum!... Creo que ve figuras bailando en su cabeza, constantemente (ríe). Tiene el baile, la música, la cultura y el diseño, siempre presentes... Toca y baila, y baila y dibuja y toca... De ahí debió sacar los Bailegramas: la representación gráfica de las ideas y del movimiento. Los Bailegramas para el bailador son como la partitura para el músico. Poder leer Bailegramas da mucho juego y es una idea muy interesante (ríe).

Sergio, y lo de Mercedes de enseñar a bailar juegos, ¿es porque le hierven demás los puntos en los pies o porque no quiere huir de la niña que fue?

-Las dos cosas son la misma. Una va con la otra y no sabemos muy bien donde empieza cada una. Ella es de las grandes docentes de baile que conozco, prepara de más todo lo que yo preparo de menos. Nadie debería perder de vista la niñez nunca, ni desde el juego ni desde la inquietud, porque cuando las personas descubren el baile, disfrutan. Lo importante es deshacer el sentido del ridículo imperante a la hora de bailar, para entender que el baile va mucho más allá de la pose, que es algo que te conecta con un estado de ánimo y con una comunidad.

Mercedes, ¿en qué pista se tropezaron vuestros pasos?

 

 

-Mercedes: En los bailes folk: esos festivales maravillosos que hay, sobre todo en Francia. Nos encontramos en Lisboa primero, y luego en Francia, él cómo músico y yo como enseñante de danza tradicional gallega, en el festival Le Grand Bal de Léurope de Gennetines, en 1998. Es un festival muy grande que junta a muchísimos enseñantes de danza de diferentes sitios de Europa. Para nosotros, aquello fue un deslumbramiento muy grande... Entonces, encontrarte en un sitio lindo, con buen ambiente, con músicos que tocan bien y con un hombre que baila bien, pues... es todo. En aquella altura él enamoraba con una persona y yo con otra... Luego la vida nos llevó por otros caminos y, unos cuantos años después, nos tropezamos en un baile folk en Santiago. Estábamos los dos disponibles, con ganas de tener hijos... Allá bailamos dos melodías lindas, unas mazurcas. Bailar una mazurca con alguien que baila bien, es una de las cosas que más gusto da. Desde aquella, hace 17 años que bailamos juntos (ríe).

Sergio, en aquel encuentro donde juntasteis los pasos, ¿quién sacó a bailar a quién?

-(Risa breve de Mercedes). Eso ahí... fue una fuerza superior. No sé muy bien. Estaba allí para nosotros.

Mercedes, ¿tiene Sergio celos de tus pies?

-Sí (ríe). Es que yo soy un poquito más flexible (más risas), en el sentido de hacer otras cosas con el cuerpo, otras cuestiones más de expresión. Él está muy especializado en el baile tradicional gallego, yo fui más por el otro lado. La verdad es que supe de la velocidad de los pies de Sergio sin conocerlo a él: en un vídeo que había sacado Cantigas y Agarimos, allá por  1997. Sergio bailaba una carballesa con unos zuecos enormes a una velocidad fuera de lo normal.

Sergio, ¿tiene Mercedes celos de los tuyos?

-Sí, pero no (risas de Mercedes). Hubo un momento en que fui tan lejos tan lejos bailando que, como Forrest Gump, tuve que parar porque ya estaba harto de correr. Y creo que, más que celos, a Mercedes le da un cierto coraje, porque tenemos un baile tradicional tremendamente sofisticado, y no es fácil enseñar a la gente sin frustrarla si corremos mucho. Aunque eso también es lo que lo hace atractivo.

Como Dúo, ¿sois pareja artística por conveniencia o por convicción?

-Sergio: Por las dos cosas, aunque más por convicción porque, Mercedes y yo, a pesar de ser pareja, a la hora de trabajar juntos enseñando a bailar con música en directo -con más o menos dificultades- lo hacemos armónicamente.

-Mercedes: Por conveniencia también: hay que alimentar a dos chiquillos. Pero por convicción me da mucha maña tener a alguien que me toca en vivo, a quién puedo acompañar profesionalmente. Ahora bien, no cabe duda de que desgasta: estar juntos en el trabajo y en casa agota la pareja. Vivimos en Portugal, pero tenemos la suerte de que Sergio también trabaja en Santiago, y eso nos viene bien para separarnos cada tanto y dejarnos espacio para la creación.

Mercedes, en general, ¿por qué los hombres bailan menos que las mujeres?

 

 

-¡Hum!... ¡Uf!... Tradicionalmente, los hombres bailaron siempre, hasta que la diversión y socializar para encontrar pareja, ya no fueron necesarias. Hoy en día, de muy pequeñitos, todos, niños y niñas, bailan. Pero luego, al crecer, hay tantos condicionantes sociales que nos separan: los juegos, la estética del atuendo, la manera de expresarnos con el lenguaje. En mis clases, tengo mayoría de mujeres, solo dos hombres.

Sergio, ¿cuál es tu apreciación?

-Popularmente bailaban todos, es cierto. Galicia era una tierra de bailadoras y bailadores excepcionales. Bailaban porque era una necesidad, no era una opción: el baile era el protagonista del espacio del ocio, el único que tenían donde podían ir bien lavados, vestidos, perfumados, principalmente para enamorar. ¿Porque bailan más las mujeres?, porque los hombres, en un momento histórico dado, sumaron a los condicionantes que citó Mercedes, el perjuicio derivado de que bailar se convirtió en un arte que solo pertenecía a las mujeres y a los afeminados.

Mercedes, dime un tipo de baile que defina la personalidad de Sergio y por qué.

-Sergio es Muiñeira, porque es un baile muy intenso (ríe). Muy intenso y muy delicado al mismo tiempo. Tiene un ritmo más rico, movimientos muy rápidos y también una maestría excepcional.

Sergio, ¿con qué baile la relacionarías a ella?

-Pienso que Mercedes es un guiso de bailes... (risas). Pero uno que lleva haciendo desde que baila y que la define muy bien es el Xogo da Carrasquiña. Porque es una pieza que adora, de su tierra y que comunica muy bien con la gente.

Como se liga más, hoy en día, ¿con el baile suelto o con el agarrado?

-Sergio: Bailando. Bailar enamorará siempre.

-Mercedes: A mí me gusta mucho lo que dice Sergio: que el suelto puede ser tan o más agarrado que un agarrado. Porque cuando bailas suelto con una pareja y te compenetras bien con ella, sin estar abrazados o agarrados, puede ser completamente excitante y hermoso.

-Sergio: Además, el abrazo compromete, ¡eh! Mientras que un buen suelto puede ser muy intenso. Por ejemplo, el baile suelto actual -perreo, reguetón y todo esto- (risas de Mercedes), ya tiene una carga de sensualidad, sexualidad y romanticismo tal, que simplificarlo o derivarlo a una hipersexualización, es innecesario. Pillar cacho, como se dice, no tiene nada que ver con la naturalización del baile, es llevarlo a mostrar la parte que menos precisa ser mostrada. Eso es una exageración, una protuberancia extraña de la sensualidad intrínseca del baile.

-Mercedes: Bailar es mucho más que eso. Más que la parte erótica o de conquista, bailar también es patrimonio, raíz, celebración de la vida. Hay tantos bailes que tienen significaciones diferentes... Eso de estar juntos cogidos de la mano y mirarnos a los ojos es mágico, de las cosas más fuertes que podemos tener, porque nos entendemos sin hablar.

-Sergio: Sobre todo, también, porque el baile es un lenguaje completo y la simplificación hasta esto a lo que estamos asistiendo, es muy empobrecedora.

¿Hay nivel educativo para estudiar baile tradicional en Galicia?

-Mercedes: En los programas que existen desde la Xunta de Galicia para la escuela, hay una parte en música y otra en educación física, que es la dedicada a la danza tradicional y las danzas del mundo, ese es el nombre en los programas. El problema es que luego no lo hacen, porque o son maestros de música o de educación física, y no tienen formación específica. Su capacitación viene de una formación base en las ciencias de la educación, que no tiene dentro de su programa educativo la danza como materia, salvo clases complementarias que puede impartir gente como nosotros. Y el profesorado, además, se queja de esta situación.

-Sergio: No debemos olvidar que la humanidad está hecha para el movimiento. Nada en el mundo está quieto, ni siquiera las piedras. Y la danza y el baile equivalen a la excelencia del movimiento.   

¿Qué soluciones proponéis, luego, para que el baile y la danza tengan más presencia en la Educación?

 

 

-Mercedes: Comenzar por los planes de estudios en Ciencias de la Educación para futur@s pedagog@s y crear la disciplina del baile tradicional gallego para ser impartida por especialistas. La danza es arte y comunicación. A nivel educativo trabaja muchas áreas, pero sobre todo el conocimiento del cuerpo, la concentración, la relajación, la respiración, la inteligencia emocional: todo lo que se considera tan importante para las escuelas hoy en día.

-Sergio: Y además, cuando se baila, el espíritu principal que aflora es el espíritu cooperativo, la necesidad de que el otro lo haga bien contigo, para que amb@s disfruten, elude cualquier ambiente negativo o de agresividad.

Como Dúo, ¿cuál fue el auditorio más entregado que recordáis?

-Mercedes: ¡Uf!... Tal vez en los festivales, ¿verdad Sergio? (Asiente). Por ejemplo Andanças,  un festival al que va mucha gente y en el que tenemos siempre grandes ovaciones.

¿Apreciáis algún tipo de diferencias entre el público gallego y el portugués?

-Sergio: (Silencio). Entre el público portugués del Norte y el gallego, prácticamente ninguna. Del norte de Portugal para abajo, sobre todo en la zona centro-sur (Alentejo) cuesta más poner al personal a danzar. No sabemos muy bien porqué, pero el baile en el Norte tiene una presencia fuerte, es gente que tiene una voluntad de bailar grande. 

-Mercedes: Yo diría que, en los tiempos que corren, en todos los lados, cada vez cuesta algo más poner a la gente a bailar.

Estas dos culturas hermanos, la gallega y la portuguesa, llevan siglos de espaldas entre sí, ¿de quién ha sido la culpa de este distanciamiento?

-Sergio: Principalmente, de los gobiernos en plural. Ahora mismo está en la mesa el tema de las comunicaciones por ferrocarril entre ambos países y la cuestión es cual tren conviene más, si el de Lisboa-Madrid, o el de Lisboa-Ferrol. Está en el trabajo de los legisladores solucionar eso, pero los políticos son elegidos por la gente, por lo tanto, más que culpa, creo que es responsabilidad de todos un poco. También afecta esa tendencia a mirar más hacia los grandes, mal entendiendo lo que es ser grande o pequeño. Tanto en los medios de comunicación como socialmente, se trata mucho más lo que ocurre en Francia que lo que acontece aquí al lado, en Portugal.

-Mercedes: Yo viví en Portugal la mitad de mi vida. Cuando llegué a Lisboa, me di cuenta de que allí también había una reacción de rabia histórica hacia los españoles. Esa cosa del pasado en la que España quería anexionar Portugal. Eso está ahí, aunque cuando se hable de Galicia las percepciones sean diferentes. Por otra parte, también persisten notas de una relación de amor-odio histórico entre vecin@s. Por ejemplo, el tema de los casamientos de un lado y de otro, pero al mismo tiempo el clasismo o desprecio de quien se cree más rico o poderoso.

¿Se puede vivir de la danza tradicional en Galicia y Portugal?

-Mercedes: Pues nosotros lo hacemos, ¡eh!... (risas irónicas de ambos).

-Sergio: Depende de la cantidad de trabajo que tengas.

-Mercedes: Y de lo que sientas como vivir bien... Hay años muy duros, como los de la pandemia... Para nosotros, que vivimos en Portugal y no tenemos la familia cerca, la parte más difícil es coordinarnos, tanto entre los dos como con los chiquillos.

¿Y cómo veis, actualmente, el panorama artístico y musical en Galicia?

 

 

-Sergio: El musical, lo veo muy fuerte. Eso tiene que ver con que somos un pueblo con una gran esquizofrenia cultural. De una forma o de otra nuestra música siempre tuvo poder en nuestra tierra, con muestras de una enorme calidad: Berrogüetto habían sido nombrados a un Grammy. La música me da menos lástima que la danza y el baile. Después de tanto tiempo, sigo sin ver ningún tipo de inclinación institucional para que los circuitos teatrales para danza sean estimulados. Sobreviven porque hay una pasión por esto enorme. Entonces, del lado administrativo lo veo como siempre, ajeno y mirando hacia otro lado, cuando no despreciando. La gente que se dedica al baile y a la danza lo hace a base de una fuerza y un ímpetu increíbles.

-Mercedes: Sí. Concuerdo. Siempre fue más fuerte la parte musical que la danza profesional. Queda mucho por hacer. Hay un centro coreográfico que debería estar moviéndose más, porque ser bailador es diferente a ser músico. El tiempo de vida profesional de un bailador es mucho más escaso. Cuando llegas a una cierta edad, ya no puedes hacer malabarismos con el cuerpo. Y esto hay que protegerlo. Están marchando para otros países las personas que quieren dedicarse a la danza. No hay manera de tener compañías y proyectos con los que puedas vivir. Hay que reconocer que a nivel de danza estamos mal. 

Y en el entorno de vuestra escena, ¿a quién seguís?

-Sergio: A Nova Galega de Danza, que felizmente está trabajando mucho de un tiempo a esta parte, a Clara Andermatt de Portugal, a Patxi Laborda, uno de los grandes danzaris que tienen en Euskadi. En Galicia están Oscar Cobos, Xabier Iglesias, Fran Sieira, Chisco Feijoo, Henrique Peón, todos siempre trabajando con un enormísimo esfuerzo.

-Mercedes: Yo tengo de compañera a Montse Rivera, a quién admiro mucho por su capacidad de trabajo: una mujer que le gusta ir a la raíz de las cosas.

Tratemos ahora el aspecto vital, ¿qué es lo que os hace levantar a vosotros cada mañana?

-Mercedes: Los hijos son muy importantes. Pero también, emocionalmente, toda la gente a la que le gusta el trabajo que hacemos. Recibimos continuamente ánimos de este personal que tira de uno.  De alguna manera, ellos también hacen que cada mañana te yergas con ganas de continuar.

-Sergio: Coincido y añado: la belleza -sacándole el sentido más ridículo de la palabra-, esa capacidad que tenemos de hacer de este mundo algo mejor. Solo tiene un coste, el pequeñito esfuerzo que hay que hacer para equilibrar las emociones, eso que dice José Múgica, -el político que debió ser presidente del mundo-: la felicidad es el equilibrio de las emociones. Bailar equilibra mucho. Entonces, a mí lo que me hace levantar es eso, la belleza, entre la que incluyo, por supuesto, a nuestros pequeños, porque están ahí y son los grandes protagonistas de nuestras vidas. Esto, y el hecho de que te esperen. Que alguien te espere significa que lo va a pasar bien contigo. Como cuando me esperan mis alumnos: es algo grande.

¿Qué os parece este humilde proyecto de Abiertas de Par en Par que pretende llevar la música y la palabra en directo al rural gallego?

-Mercedes: Yo ya tenía este proyecto en mi cabeza hace mucho tiempo, ¿sabes? (risas). Bailar en un sitio con la música en vivo, en un espacio íntimo, es fascinante. Esas casas tan antiguas y hermosas, que fueron de familias que vivieron en ellas, que las cuidaron, y que ahora le dan nueva vida, que hacen parte de nuestro patrimonio, que, al fin y a la postre, también es lo que nosotros hacemos con el baile y la música. Esas casas son los lugares donde a mí me hace sentido llevar nuestra propuesta, tan cerca de la gente, sin amplificaciones, sin grandes necesidades técnicas. Por eso deseo de corazón que el proyecto de Abiertas continúe. El hecho, además, de que viniera la vecindad y se mezclara con la gente que estaba hospedada en la propia casa rural, eso me resultó hermosísimo. Repensar el rural para ofrecer este tipo de ofertas culturales en lugares pequeños, donde normalmente no hay estas actividades, me parece muy importante y de subrayar.

-Sergio: Como para mí bailar no es opinable... La gente cuando baila, se olvida hasta de que le duele algo, y en este Ciclo de Abiertas de Par en Par, lo pudimos comprobar.

Por casualidad, ¿sois huéspedes habituales del turismo rural gallego?

-Sergio: Solo accidentalmente.

-Mercedes: (Casi al unísono). Porque, como por causa de nuestro trabajo acabamos por viajar bastante, cuando nos quedamos a hacer noche, nos hospedamos donde las organizaciones disponen, y no acostumbra a ser en casas de turismo rural.

¿Y qué es lo que más valorasteis de las casas de turismo rural donde actuasteis?

-Sergio: La gente de allí. A nosotros nos tocó por la zona de Lugo. Y debe ser algo que tienen por allá: esa calma delante de la vida... Ven otra cosa... Tal vez porque la soledad en la que viven les permite tener una visión más amplia y colorista y porque habitan lugares de paisajes maravillosos.

-Mercedes: Cierto. Pero yo lo que más valoré fue el silencio que se sentía y respiraba.  

Óscar Fernández y Manu Fraguela, Soledad Felloza, Pablo Carpintero y Rosa SánchezSofía Espiñeira, Dúo ConcertArt, Fernando Barroso, Germán Díaz, Charo Pita y Manuel Vilas, conocéis a estos colegas de reparto de esta I Edición de Recitales al atardecer?

-Mercedes: Pues..., conocemos a Fernando Barroso, que fuimos vecinos, y a Germán Díaz

-Sergio (Interrumpe): Germán Díaz es uno de los mejores zanfonistas del planeta tierra y Óscar Fernández uno de los destacados referentes de nuestra música en Galicia. Tener tesoros como estos por ahí circulando, fue un lujo increíble. 

Pues lujos aparte, ¿para qué puede servir bailar, en un mundo tan convulso como el actual?

-Mercedes: Para existir. Bailar para levantarse con una sonrisa. Para quererse a uno mismo y para luego querer a los otros. Bailar para estar más sano, para relacionarse con el mundo, para echar fuera el cabreo.

-Sergio: La curiosidad de los que bailamos músicas del mundo es tan infinita como el propio mundo. Acabas por oír, aprender a bailar y aprender a tocar, músicas de todos los lados posibles, porque hay tanta belleza en todos los lugares que es inagotable. Por lo tanto, yo convierto mi respuesta en pregunta: ¿cómo se puede vivir en un mundo tan convulso sin bailar?

¡Que así sea, Mercedes y Sergio!

¡Muchas gracias por compartir vuestros sentires con nosotros!